domingo, 26 de febrero de 2017

'Yo los llamo los "ísimos". ¿No sabéis de quién hablo? Me explico. Más de una vez he visto en la tele un reportaje del casoplón de un famoso. Una casa modernísima, chulísima, decoradísima y sí, de esos famosos que son guapísimos, riquísimos, con un tipazo espectacular y que encima tienen un novio o novia estupendísimos. Sí, los que dan hasta un poquito de rabia mirar. O he leído en una revista el último reportaje de una actriz de éxito, también guapísima, estupendísima, monísima, simpatiquísima. Muy moni todo. Y pienso: ¿esta gente tendrá algo de lo que quejarse al final del día? Llegarán a casa y dirán: vaya mierda de día! Y la respuesta por supuesto es que sí. O clamo al cielo: "yo si llevase esa vida y fuese tan guapa no me quejaría por nada". Claro que lo haría. No sé a quién pretendo engañar. Por muy "ísimo" que seas siempre encontrarás a alguien que será más guapísimo, riquísimo, simpatiquísimo. Al final radica en cada uno la capacidad de valorar a qué es importante añadirle los "ísimos" de nuestras vidas y de ser capaz de aceptar que cada uno tiene los suyos. En mi caso no hay nada más superlativo que decir un "te quiero". Porque el hecho de decirlo para mí, ya conlleva que es muchísimo. Ese es el "ísimo" de mi vida.'

jueves, 21 de enero de 2016

Hacía tiempo ya que no me dejaba llevar de esta manera. Bueno, de esa manera. Sé que fue igual de efímero que la mecha de un petardo. Pero es lo que me llevo, eso que ocurre tan solo a veces. Y he de decir que menos mal. También menos mal que no me paré a pensar, que me dejé llevar, que no pensé en lo que podría acarrear todo eso. Que sí, que quizás si me hubiese puesto a pensar en lo que traería todo ello no lo hubiese hecho, pero me hubiese quedado con las ganas y ahora no. No hay ganas. Solo un recuerdo feliz, un deseo de volver al mismo sitio, a la misma hora y de la misma forma. Que todo se va a quedar ahí pero no puedo más que sonreír cada vez que lo pienso. Y es que pocas veces me había dejado llevar como lo hice, había sido tan valiente como fui. Tuve dos cojones para plantarme delante y hacer lo que en ese momento no podía dejar de hacer. Que nadie lo va a entender y quizás eso sea lo que más me gusta. Que solo ambos y algún que otro testigo más sabemos lo que nos gusto que se nos erizase de aquella manera la piel. Y no puedo negar que aún se me eriza cada vez que lo pienso.

jueves, 31 de diciembre de 2015

¿Por qué no volvemos?


Ahora que puedes, deja de andar por donde hay camino y vete por donde no lo hay, crea un sendero y empieza a vivir. La mayoría de gente muere a los 25 años y son enterradas a los 75. Dejamos de vivir por cosas o personas que no son necesarias, dándoles lo más valioso de nosotros, nuestro tiempo. No obligues a nadie a quererte y quiérete tú. Dedícale tiempo a lo que realmente va a estar mañana a tú lado, sí, hablo de la familia. Esos que tanto nos dan y que tan poco reciben de nosotros. Si alguien quiere hacer algo por tí, va a hacerlo, no te preocupes. No permitas que tu vida se convierta en una rutina que solo te mantiene y que jamás va a hacerte feliz de verdad. Ahora mismo, en cualquier parte del mundo, muchas personas darían lo que fuera por ser la última persona en darte un beso antes de acostarte. En ser la primera de verte abrir los ojos cada mañana. Vive por ti y por quien hace por verte vivir, no habrá jamás mayor demostración que quien te dedica su tiempo. Quiere, quiere tanto como puedas, pero sobretodo, demuéstralo. Demuéstralo ahora que puedes, ahora que está en tus manos. Que no sea tarde cuando te mires las manos y sientas que te faltan otras manos junto a las tuyas. Tú decides si vivir hasta los 25 años o hasta los 75. No hay nada mejor que vivir y sentirse vivo. Junto a los tuyos, junto a la persona que nos dedica su tiempo, junto a ti mismo.

viernes, 25 de diciembre de 2015

R.

"Ojalá te haya tocado el Gordo. Pero no hoy. Hoy, mañana y todos los días. Ojalá estés escuchando esto sin que nada te duela. Ni el cuerpo, ni el alma. Ojalá te hayas emocionado alguna vez este año. Aunque solo sea una. Y ojalá vuelvas a hacerlo pronto. Ojalá tengas un trabajo al que no te atrevas ni a llamarlo así de lo bien que te lo pasas haciendo. Y que tengas un aprendiz. Alguien que quiera ser como tú no por lo que tienes sino por lo que eres capaz de hacer. Ojalá no desees jubilarte jamás. Ojalá te esperen en casa para preguntarte qué tal te ha ido el día. Ojalá tengas algún sitio al que quieras volver y decidas llamarlo hogar. Ojalá tengas a alguien a quien llamar cada vez que aterrizas aunque solo sea para decir que estás bien. Alguien a quien poder llamar para decirle "acércame a un hospital". Ojalá te amen como amas tú. Ojalá sientas que aún tienes tanto por hacer. Ojalá rompas muchos planes propios y ajenos. Ojalá improvises y ojalá te sorprendan todos para bien. Ojalá te superen los que suben, que hay que ver cómo suben. Y ojalá te sientas tan orgullosos de ellos como ellos algún día de ti. Ojalá pierdas la cabeza por no perder la esperanza. Ojalá se pongan a trabajar de una puñetera vez lo que siempre tanto hablan. Y ojalá nos dejen vivir en paz. Ojalá tus deseos no sólo se cumplan sino que se actualicen. Ojalá sonrías cada vez que recuerdes. Y ojalá lo hagas también cada vez que pienses en lo que está por venir. Ojalá te mantengas siempre en la edad de tus sueños. Y si me lo permites, ojalá algún día dejen de existir los "ojalá". Y si me lo permites, algún día volvamos al rincón."
Si me pides tiempo te prometo que lo encuentro, que no me faltan motivos, y lo despierto si en el reloj se ha dormido o se lo cojo prestado a los domingos. Si me pides tiempo, tengo cielos enteros. De todas las estaciones. Con nubes que nunca lloran. Que tienen forma de horas. Que no dibujan sombras, y nos dejan, por fin a solas. Es cierto. Me sobra tiempo. Demasiado. Pero no para echarte de menos ni convertirlo en un juego. No para volver a ser dos extraños y hacernos más daño. No para darnos una tregua ni siquiera para esperarte en el primer pétalo de la primavera. No tengo tiempo para vivir entre dos cuerpos paralelos. Para venderlo por recuerdos, enredarnos los peros y encadenarnos al rencor. Para eso no. Tampoco para que caduquen mis besos. O para irme lejos y dejar la puerta medio abierta por si nos apetece luego. No tengo tiempo para confiar en esto. Para pisar el freno. Para alojarme en otro nombre que no sea el tuyo ahora que estoy a gusto. Ahora no. No quiero excusas cobardes, del color del humo, que no creen en el amor ni siquiera cuando tú y yo estamos juntos. No tengo tiempo para encajar fragmentos sueltos, a ratos de ilusión y a ratos, de hielo. Qué quieres. No puedo. Imposible. No existe término medio. Además, no entiendo esta confusión si al mirarnos, nos sale el sol. A los dos. Así que si me pides tiempo, hazlo sin permiso pero sobre todo sin miedo, para atrevernos al sentimiento y al resto. Si me pides tiempo, yo me rindo al momento y te entrego todo el que tengo aunque me quede sin nada por dentro. Pero si me lo pides que sea para lo nuestro. No tiene más misterio, en serio. Que yo el tiempo solo lo quiero para hacernos eternos.

Cuatro vidas - Anotnio José


El único e imposible deseo.

Queridos Reyes Magos...
Tengo muchas cosas en la cabeza que os podía pedir, queridos e inexistentes Reyes Magos, todo material. Que sí, que en el momento me harían mucha ilusión, incluso toda la ropa que pediría la repetiría tantas veces como fardaría de ella pero, pensándolo bien, actuando de corazón, ¿de qué me sirve algo que se puede romper o arrugar cuando existe algo que me devolvería y daría mucho más que cualquier cosa material? aunque en verdad, sé de sobra que lo que quiero es imposible, pero esa es la magia de ustedes, ¿no? Que se empeñan en que creamos que nos harán realidad cualquier deseo, por imposible que parezca. Solo les voy a pedir una cosa, aunque no me la puedan dar. Le quiero a él, a mi gordo, a mi orejas, al que se encargaba de comerse la mitad de mi merienda, quien me demostró que había alguien más vago que yo y por quien saldría de paseo a cualquier hora, en cualquier momento, aunque me tuviese que helar de frío o asar de calor con tal de verle correr feliz. Mi Yuco, el que fue más que un simple animal, más que un simple perro. Quizás no lo entiendan, porque sí, porque todo el mundo me consuela diciendo que era lo mejor para él, que le evitamos sufrimiento, que lo que vivió, lo vivió al máximo gracias a nosotros. Pero no tienen ni idea de lo que es levantarse y no verle en las escaleras, ladrando y moviendo el rabo como loco nada más verme, ni lo que es gritar su nombre, dejar una galleta en el suelo y que ya no venga a comerla, que nadie responda a la llamada. Que me mata el no haberle llorado como se lo merecía, aunque de sobra sabe que el interior era mucho más oscuro que lo que reflejaba el exterior. No soy partidaria de la navidad y meno menos, desde hace mucho tiempo, de ustedes, pero busco cualquier excusa y pretexto con tal de decirle que quiero que vuelva, que ya ha pasado el tiempo suficiente como para darme cuenta que nunca me acostumbraré a su ausencia, que no me acabó de ver triunfar cuando fue quien más veces me hizo evadirme de todo lo que me dolía. Que no quiero seguir viéndole en el cielo, en esa estrella que más brilla y que siempre me acompaña. Que quiero tenerle conmigo, haciéndole hueco en el sofá cuando nadie nos veía. Por siempre tuya querido y fiel amigo, esta siempre será tu casa.

Como cuando te toca morderte la lengua por no querer decir lo que te quema. Quizás sea un ataque de cobardía o, en muchos casos, de valentía. Sí, porque también hay que ser muy valiente para callar, para guardar todo lo que ansías decir. Aunque sí, también de cobardía, por miedo a escuchar lo que no queremos. Puede ser. Y no, por ganas no será. No sabes las ganas que tengo de decir esas cosas que por la noche suelen doler un poquito más. A oscuras, cuando la música se vuelve una verdadera historia hecha realidad. Hace tiempo que las cosas se me fueron de las manos, que no puse ninguna barrera para poder frenar y ahora no soy capaz de seguir avanzando, puede que sea por esos miedos que no me atrevo a enfrentar. Por todo lo que me callo y me marea la cabeza. Por las cosas que me dicen e intento obviar, disimular que no escuecen. O quizás porque me aterra que esa frase de Felipe Santos sea verdad, 'a veces cuando se ama hay que decir adiós'.
Todo empezó de la manera más loca, más ilógica, menos posible de todas. Ni yo sabría decir desde qué momento exacto, solo sé que desde ese momento el remolino se fue haciendo cada vez más grande, más fuerte. Nunca he sido la mejor en eso de luchar por amor, no quiero decir que no luche por lo que quiera, sino que cuando se trata de personas, siempre he sido un puto desastre. Siempre me temblaron las piernas cuando tuve que admitir que ya había dejado de ser un juego. Que ya no era cuestión de ver una cara bonita. Que sinsentido, ¿no? Cómo somos capaces de querer a algo sin saber el porqué lo empezamos a hacer. Me harté de decir que iba a abandonar, pero nunca fui capaz de hacerlo, y menos mal. Porque después de tanto, después de comerme la cabeza sin encontrar solución, de tantas sensaciones que me obligaban a pensar que lo intentase una vez más, después de tanta gente en contra, sucedió. Como quien dice, cuando ya lo daba casi todo por perdido, pero a la vez, sintiendo que sí. Puedo decir bien alto que lo logré, que ocurrió, que está ocurriendo. Pero, ¿qué hago con todas las sensaciones que siguen sin irse de mí? Sí, satisfacción por haberlo conseguido, no lo niego, pero no es lo único. Está todo lo malo, lo que cada día escuece un poquito más. Lo que nos impide avanzar, nos bloquea, nos acojona. Que no, que nunca fui mujer de tirar la toalla además, ¿cómo voy a dejar de querer a aquello que empecé a querer sin querer?

lunes, 21 de diciembre de 2015

El mejor regalo siempre serás tú.

Me preguntan y me repreguntan por qué no me gusta la navidad. El cómo es posible que las luces llamativas, las canciones que parecen un himno, las llamadas telefónicas, los regalos y la magia no haya conseguido engancharme. Me limito a decir que me parece una época muy hipócrita, aunque en cierta forma no es mentira del todo. Creo que si una persona se acuerda de ti, te llamará durante todo el año, no en fechas donde se realizan felicitaciones por el puro motivo de quedar bien. Pero no, no es por eso. Tampoco por haber perdido la ilusión que todo niño tiene en esta época. Es por un motivo que nunca me atrevo a aceptar delante de quienes me preguntan. El motivo que desde julio me dejó incompleta. El motivo por el que todas las noches miro al cielo y le veo ahí, destacando con su brillo. Al que todavía durante el día le veo dando guerra por casa, incluso tengo que admitir que a veces le sigo nombrando, inconscientemente, con la esperanza de que aparezca, pero sin respuesta. Si noto su ausencia cada día, en estas fechas donde se supone que la gente de la que nos rodeamos es la que más necesitamos, ¿cómo no voy a hacerlo? Que de alguna manera va a estar presente y más cuando no me voy a cansar de seguir pronunciando su nombre, aunque tenga que asimilar que nunca vaya a volver corriendo cuando lo hago. Que quizás quienes nunca han tenido un perro jamás lleguen a comprenderme, pero os aseguro que cuando os acostumbráis a unas orejas, a unos ladridos, a un torbellino que destroce vuestra casa, a un rabo que se mueve como si la vida le fuese en ello cada vez que te ve, nunca volveréis a ser los mismos cuando deje de existir.

lunes, 14 de diciembre de 2015

¡Gracias Redry!

" A veces lo más difícil es dejarse querer, a veces cuesta dejarse abrazar, dejarse besar, o simplemente, dejarse ser uno mismo queriéndolo todo. Somos muy de querer todo aquello que en el fondo no nos atrevemos, nos puede el miedo, el pánico, la indecisión, la duda, que pasará si.. Y en realidad, lo peor que nos puede pasar, es siempre algo bueno, o muy bueno. Sin arriesgarse, en el fondo, estaría todo perdido, y parece que la mayoría de las veces nos gusta, o tomamos la opción difícil, la de perder. Somos un error constante, le decimos que 'si' a la sinrazón, al miedo, a la fatalidad, a fallar por no actuar a tiempo y le clavamos en el corazón un rotundo 'no' al amor, justo cuando lo tenemos delante, por ser distinto, por no querer experimentar un poco con nuestros sentimientos. A veces tan solo deberíamos dejarnos llevar un poco más, dejar nuestros infiernos a un lado, olvidar el qué dirán y abrazar a todo lo que nos atrevamos a sentir. Arriésgate a tener una nueva cicatriz. "

sábado, 28 de noviembre de 2015

Hay personas mágicas. Lo prometo. Las he visto. Se encuentran escondidas por todos los rincones del planeta. Disfrazadas de normales. Disimulando su especialidad. Procuran comportarse como los demás. Por eso, a veces, es tan difícil encontrarlas. Pero una vez que las descubres, ya no hay marcha atrás. No puedes deshacerte de su recuerdo. No se lo digas a nadie, pero dicen que su magia es tan fuerte, que si te tocan una vez, lo hacen para siempre.